09/02/2015 – La vida social inicia desde la más temprana edad, en compañía de hermanos y padres. Pero son los padres quienes definirán el futuro de los niños y parte de sus personalidades. Por este motivo, cuando los padres son violentos y ejercen violencia de género definen patrones y conductas que los afectan de por vida.
Comúnmente asociamos el término “violencia” con los golpes, sin embargo este serio problema también se puede dar con la violencia psicológica. Ésta se manifiesta a través de palabras hirientes, actitudes que buscan menospreciar a al otro e incluso, la indiferencia. Todas estas actitudes están encaminadas a herir a los hijos, de manera consciente o inconsciente. En este contexto es inevitable que los niños que sufren o viven en un ambiente en donde se ejerce violencia de genero se vean afectados en sus habilidades sociales y, indefectiblemente terminen heredando la violencia como forma de relacionarse y algo común.
La licenciada en psicología y miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional, Adriana Guraieb, explica que si bien hay una marcada tendencia de casos en parejas jóvenes, esto tiene que ver con las relaciones familiares en donde se ve “la violencia de género a través de los hijos y son esos hijos que se identifican con el padre y piensan que si lo hace él, lo puede hacer ellos también”.
Asimismo, calificó estas acciones como “peligrosas, porque los chicos protagonizan estas escenas como espectadores e incorporan ese modelo de pareja, que en nuestra cultura, aún machista, se supone que hay una jerarquía, una superioridad y un desequilibrio de poder por parte del hombre y la mujer pasa a ser como un objeto al cual se lo puede romper como un florero, porque es de su pertenencia y es inferior”.